Para recordar al maestro Waldemar Noh Tzec (septiembre de 1949-junio de 2020)

Luis Arturo Canché Briceño

Conocí al gran maestro Waldemar Noh Tzec en el mes de noviembre del año 2007, en ese entonces participé en un encuentro de escritores en la ciudad de Calkiní Campeche, su tierra natal. Allá estuvieron personajes como Briceida Cuevas, Feliciano Sánchez, Ramón Iván Suarez Caamal, Fausto Guadarrama (Escritor Mazahua), escritores talentosos que en ese entonces habían ganado un certamen literario, entre ellos, el finado de Isaac Carrillo y el poeta de Xalapa Veracruz Oscar Sobal. A Waldemar lo recuerdo como una gran maestro, escritor y promotor incansable de la literatura, lengua y cultura Maya. Entre algunas de sus publicaciones están los libros: “Noj Bálam” (El Grande Jaguar), dentro de la serie denominada: Letras Mayas Contemporáneas, editado por el Instituto Nacional Indigenista y The Rockefeller Foundation.- México, D.F., 1998, al igual había publicado el libro: “Cecilio Chi’ Yétel Jacinto Kan Ek’ Ti’ K-k’ajlay”/(Cecilio Chi’ y Jacinto Kan Ek’ en nuestra memoria) editado por el H. Ayuntamiento de Calkiní.- Campeche, 2008.

Walder Noh Tzec (Fuente: Enciclopedia de la literatura en México ELEM)

En aquel encuentro que tuvimos en Calkiní me contó cómo surgió uno de sus poemas favoritos, al que le puso por título: Ebrio Colibrí, me decía: “de pronto vi a aquella pequeña ave tratando de atravesar una puerta de cristal, rebotaba y rebotaba hasta que de pronto cayó al suelo y quedó como mareado”; esa era una manera en la que se puede escribir a partir de imágenes o de pasajes de la vida cotidiana. También comentaba que en la lengua maya existen diversas palabras que se pueden crear, sobre todo cuando tenemos que traducirlas del Español, por ejemplo mencionaba que no concebía como se traducía en maya pelota/boola cuando en realidad existe el término “pok” que se podría utilizar, el cual alegaba que era una onomatopeya del sonido del rebote de una pelota con la que jugaban los antiguos. Entre otro de los talentos que podemos mencionar del maestro Waldemar es que impartió diversos talleres de creación literaria. También fungió como tutor y revisor de proyectos en el Fondo Nacional para la cultura y las artes, en la categoría de letras en lenguas indígenas. En el año del 2009, coincidí de nuevo con él en la ciudad de Guadalajara, en esos días estuvimos reunidos en un lugar conocido como el Auspicio Cabañas, junto con otros maestros escritores como Mario Molina Cruz (+) de Oaxaca, Nicolás Huet Bautista, escritor Tsotsil de Chiapas, trabajé bajo la tutela de estos grandes maestros. A este grupo se unieron personajes como la poeta de Oaxaca Miqueas Sanchez, y Marisol Ceh Moo. Las pláticas eran muy agradables, de mucho aprendizaje. Conocimos algunos de los autores y libros predilectos del maestro Waldemar, entre ellos: La Oveja negra de Augusto Monterroso, Fábulas de Juan de la Cabada, Andrés Henestrosa, Edmundo Valadez, El presidente de Miguel Ángel Asturias, Pablo Neruda. La última vez que tuve la oportunidad de platicar con Waldemar Noh Tzec fue en el año 2017, cuando el Centro Estatal de Bellas artes de Mérida Yucatán organizó un encuentro literario. Recuerdo que me obsequió uno de sus poemas inéditos que lleva por nombre: Adulaciones. Con esto finalizamos estas líneas, no sin antes mencionar que al Maestro Waldemar Noh Tzec siempre lo recordaremos por sus aportes a la literatura en lengua maya, por ser una gran persona, incansable promotor de nuestra lengua y cultura maya. Sus palabras, sus textos, quedan para siempre en nuestros corazones y en nuestra memoria. Les comparto un fragmento del poema citado líneas arriba:

“ Un colibrí vuela en tus cejas, mi monte hermoso; guiños del lucero de la mañana son tus ojos, mi mundo luminoso; mazorcas gemelas son tus pechos turgentes, mi floreciente planta de maíz; muy anhelante estoy por morder la ciruela madura de tus besos, mi ciruelo del estío; muy ganoso estoy por tensar las cuerda de tu cintura, intocada guitarra mía…”

Mérida, Yucatán a 19 de junio del 2020.

 

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