Un árbol sagrado en Tah Itzá
Entre la orilla oeste de Nohpetén y la casa del gobernante de la isla Ah Canek, según el testimonio de fray Andrés de Avendaño, habría estado una representación en piedra del “primer árbol del mundo”, llamado en maya Yax Cheel Cab.
En muchos pueblos coloniales de Yucatán se erguían ceibos en sus plazas que representaban el centro simbólico del orden cósmico. Además, los gobernantes solían identificarse con este tipo de árboles ya que representaban el vínculo de la comunidad con sus antepasados, en este caso con el linaje de los fundadores del pueblo.
Así podemos entender el peso simbólico y político de que este monumento se encontrara en una de las plazas de Tahitzá, la que estaba próxima a la casa de Ah Canek y que fuera su parcialidad la que la venerara regularmente.
Resulta llamativo que en su testimonio, el fraile Avendaño, haya asentado que identificó a Yax Cheel Cab por haber leído previamente sobre este y otros símbolos en los libros jeroglíficos mayas. Esto ha llevado a diferentes autores a proponer que el Códice Madrid haya podido ser escrito en Tahitzá, aunque evidencia posterior ha refutado este argumento.
Imagen: detalle de una de las páginas del Códice Madrid.